Bernardita Madriaza

Es difícil para mí empezar a escribir un texto, que represente un sentir, un pensamiento, una vivencia. Llegué a fundación La María a través de Instagram. Me llamó la atención todo lo que explicaba con sus dibujos, las distintas maneras de relatar los abusos y las consecuencias de estos. Estoy totalmente agradecida por estos espacios de reflexión de enseñanzas y de tribu. Participé en las videollamadas, y me entregué en diferentes actividades que nos han hecho conectar con nosotras mismas. Los encuentros fueron geniales, risas, llantos, conversaciones de la vida, dibujos, contar vivencias y todo me hizo entender que no somos culpables. Que cada una de nosotras fue vulnerable y que lamentablemente no tuvimos un adulto alerta en esos momentos, así como la María, como yo, hay muchas personas que han sufrido abuso sexual por parte de un familiar o amigo. Es triste ver las cifras y darse cuenta de cuánta gente sufre traumas producto de estas aberraciones, por convivir con pederastas. El camino fue difícil sobre todo cuando recién me di cuenta de lo que me había ocurrido, las ganas de gritar y de llorar… Fue lo único que pude hacer en ese momento porque no había consuelo. Así empezó mi camino hasta aquí, con imágenes y recuerdos, con flashbacks a mis 30 años me di cuenta que fui abusada sexualmente por mi padrastro en mi propia casa a la edad de 9 a 12 años, fui una adolescente con baja autoestima, nunca tuve pololo, y acumulé muchos sentimientos de rabia, ira que no sabía gestionar. La vida fue difícil durante esos años pero hace 4 años inicié un camino diferente, verbalice lo ocurrido, empecé a entender que tendría que vivir con esto el resto de mi vida pero una vez que aceptas la realidad empieza el camino de sanación, buscando y encontrando muchas maneras de autoayuda. Quiero dar las gracias a la María por su acompañamiento desde el primer momento, por escuchar, por entender y por siempre dar una palabra de apoyo. También a Maca quien con su experiencia como psicóloga me ayudo a entender muchas cosas, siempre explicando de buena manera. También a Pía que ha sido una gran moderadora y un ejemplo para decir que si se puede estar bien, a pesar de todo. Estas sesiones han removido muchas cosas internas y siento que vamos por buen camino. Cuidarnos, tratarnos con amor y respeto. Lo importante ahora es levantar banderas para visibilizar y prevenir abusos. Que aquellas personas sobrevivientes tengan la valentía y el apoyo para poder contar su verdad porque no están solas o solos. Recuerden que somos guerreros sólo nos queda vivir y seguir sanando nuestros corazones, nuestros cuerpos y nuestras almas día a día.

Les mando un abrazo.

Gracias Fundación La María.

Se despide una sobreviviente.

Volver